Sobre el autor: Diego Osorno ganó el Premio Latinoamericano de Periodismo sobre Drogas y el Premio Internacional de Periodismo sobre Procesos. Es autor de nueve libros y ha escrito seis guiones, además de numerosos artículos.
En este libro nos revela detalles sobre lo que el multimillonario más MULTI millonario de México cree que son las claves de su éxito.
Con este libro sobre la vida de Carlos Slim, conocerás el lugar que pueden tener las relaciones con tu familia y con tu comunidad (La Libanesa en su caso) y como, el tener lazos fuertes con gente que te apoya como clave en el éxito.
El libro te da acceso a conocer desde cuáles son las convicciones, negocios y hasta el papel de la filantropía en su estrategia empresarial y la parte más importante para generar riqueza hasta las nubes; sus vínculos políticos (La clave de cualquier billonario, no creas que es “el trabajo duro”).
Si deseas conocer un poco más de la parte amable y quizás “rosa” de cómo un billonario administra la fortuna que se le otorgó, el libro puede dejarte algunas lecciones.
Carlos Slim tiene 10 directrices políticas para dirigir sus empresas y más adelante las detallaremos. El libro narra cómo Slim pasó de ingeniero a magnate de las telecomunicaciones internacionales.
Nos quedamos con el sabor de boca de que fue un gran beneficiario del proceso de privatización de Telmex, ejemplo de que muchas veces todo se resume a estar en el lugar y momento adecuado, pero, también contando con las herramientas y contactos adecuados.
Puntos clave:
Carlos Slim cuenta con un decálogo de políticas para sus negocios. Los trata de aplicar para sus 220 mil empleados (Cuando se escribió el libro).
Él trata de elaborar en estas ideas cuando le toca dar discursos públicos. Estos principios ofrecen una perspectiva de los valores que sustentan su forma de hacer negocios.
Si quieres entender cómo dirige sus negocios y aplicarlas son éstas:
1. Aborda los problemas empresariales de forma creativa.
2. Una actitud coherente y positiva triunfará a cualquier problema.
3. Establecer la cantidad mínima de jerarquías para mantener la flexibilidad de la compañía.
4. Buscar la austeridad.
5. Busca siempre mejorar tus procesos.
6. El prestigio de un directivo no debe definir lo que es posible.
7. El esfuerzo diligente crea nuevas oportunidades, tarde o temprano el trabajo duro crea oportunidades.
8. Los creadores de riqueza son sólo sus administradores temporales.
9. El trabajo en equipo se impondrá ante cualquier reto.
10. Invierte tus beneficios y ganancias en la construcción de una empresa más fuerte, darte la vida de “empresario millonario” claramente habla de tu mentalidad y el futuro que tendrá tu compañía bajo esa mediocridad.
Slim es un empresario que trata de ser un fuerte negociador, el libro narra anécdotas sobre como él regatea en todos los tratos, cuidado si le quieres vender algún cosmético de catálogo.
Para alguien que ha visto la cima de Forbes multimillonarios, se muestra escrupuloso y calculador. Narra como en un viaje a Venecia, Slim discutió durante horas por una baratija con el propietario de una tienda de recuerdos.
Leer ese episodio funciona para aprender sobre su forma de hacer negocio y las operaciones, dice que la discusión nunca fue sobre el precio del objeto, si no ganar. Cuando cumplió 70 años, la propia riqueza de Slim le hacía ganar 2 millones de dólares por hora.
De ingeniero a magnate de las telecomunicaciones internacionales
Slim se licenció en ingeniería civil de una de las principales instituciones educativas de América Latina. En su tesis «Aplicaciones de la programación lineal a algunos problemas de ingeniería civil» propuso que las calculadoras electrónicas transformarían el negocio.
Tanto las ama, que todavía utiliza calculadoras para comprobar las cifras de su empresa. El interesarte por crecer constantemente y tomar nuevos retos es algo que puedes aprender de él, narra que asistió durante cuatro meses a la Comisión Económica para América Latina de la ONU tomando clases sobre «desarrollo económico y evaluación de proyectos». Lo hizo tan bien que Chile le invitó a embarcarse en un curso más amplio de ocho meses.
Slim a lo largo de su carrera empresarial ha comprado desde plantas embotelladoras a empresas de corretaje, de construcción, mineras, inmobiliarias y una empresa de desarrollo de propiedades, eso tan sólo para empezar. El nombre de su empresa paraguas, Grupo Carso, se le ocurrió combinando el nombre de su esposa Soumaya Gemayel con el suyo.
Ha sido señalado por periódicos como The Wall Street Journal sugiriendo que simplemente su riqueza se debe a los vínculos de Slim con el gobierno que contribuyeron a la compra ventajosa de Telmex y a su monopolio en las telecomunicaciones mexicanas, Slim se defiende diciendo que esos chismes representan los intereses de las corporaciones estadounidenses que buscan minar a Telmex.
Reconozco el valor de tocar el tema en el libro, aunque de la lección que puedo recuperar tal vez sea que Slim cree que es suficiente defenderse desviando los temas difíciles culpando a alguien más, ¿Funciona para los poderosos? En la realidad creo que sí.
Al menos se toca por parte del autor el tema de que Slim donó a la campaña electoral de Salinas y permanecía leal al partido político PRI. Construyendo un imperio cuando la mayoría de las empresas de servicios públicos pasaban a ser privadas, con Telmex como la única compañía telefónica del país.
Su venta resultó de las más polémicas. Sobre todo porque Slim tenía el control total y la sostuvo como un monopolio en México durante un periodo significativo.
Cuando compró la empresa, Slim, que entonces tenía 50 años, no era muy conocido, ni un gran magnate. Un año después de la venta, su valor ascendía a mil millones de dólares.
De forma realista, el libro nos deja lecciones de que cualquiera puede ser millonario con trabajo honesto y duro, pero, para ser multi millonario, honestamente necesitas engrasar más las cosas con la gente correcta. Hasta ahora las lecciones del tío Slim no han sido tan morales que digamos.
El Grupo Carso se expandió más allá de México. Slim fusionó Claro y Embratel, dos empresas de telecomunicaciones de Brasil, con su América Móvil y otros negocios de telecomunicaciones. Esto le dio el control del 50% de la industria de la televisión por cable de Brasil.
En 2010, América Móvil era el mayor proveedor de comunicaciones de América Latina, con casi 260 millones de clientes. Las críticas a sus negocios en Brasil son un deja vú de las sospechas sobre el papel beneficioso que sus amigos desempeñaron para él en el gobierno de México.
Funcionarios ahora conocidos por casos de corrupción en el gobierno de Brasil reconocen las relaciones con Slim. Tras tantos éxitos, Slim también invirtió en las industrias de telecomunicaciones de Austria y los Países Bajos. Creo que comenzamos a ver un patrón aquí.
Slim y la privatización
Slim cree que la empresa privada tiene más posibilidades de apuntalar la economía de un país que el Estado. Insiste en que privatizar no es lo mismo que monopolizar.
El limitado interés internacional por invertir en México en los 80’s hizo evidente para Slim que el Grupo Carso debía invertir en las empresas del país. Cuando México abrió su empresa petrolera estatal, Pemex, a los compradores privados, la empresa de Slim pensó en invertir en este sector.
Slim sostiene que la riqueza debe producir empleo y servicios sociales, porque los ingresos deben generar una actividad que sostenga a la economía. También, desprecia a cualquiera que se quede con dinero en efectivo o lo guarde en inversiones, ¡Ouch! Golpe bajo para los que no le pican las costillas al presidente de su país para obtener contratos y beneficios.
Slim destaca sus inversiones en una zona que conocía bien, donde su familia tenía numerosos negocios y porque había trabajado allí en la bolsa de valores al principio de su carrera (¿Por eso odia a los inversionistas?).
Slim ha comprado un centenar de edificios en el centro histórico de la ciudad de México, entre ellos el Virreyes, un hotel en el que solían alojarse atletas y estrellas.
Por este esfuerzo, la ciudad le otorgó la medalla Sor Juana Inés dela Cruz. Slim invirtió en Polanco, una zona anteriormente deprimida que ahora ofrece apartamentos de lujo, un acuario, un museo y un centro comercial del Grupo Carso.
La comunidad libanesa
Como hijo y sobrino de inmigrantes libaneses que iniciaron y construyeron negocios, Slim creció en medio de la estrecha comunidad libanesa de Ciudad de México. La cultura libanesa se enorgullece de su laboriosidad y de su habilidad para los negocios.
Al igual que su padre y sus tíos, Slim y sus hermanos son socios comerciales y suelen contratar a sobrinos, yernos y otros familiares para que dirijan las distintas ramas de la empresa.
Los inmigrantes libaneses crearon en su mayoría sus propios puestos de trabajo y han experimentado menos hostilidad que otros grupos de inmigrantes. Slim destaca que jamás encontró actitudes racistas en su infancia en México.
En 1966, Slim se casó con Gemayel, hija de una importante familia libanesa. Murió de una enfermedad renal congénita en 1999, a la edad de 50 años. Regresando a las lecciones del empresario, destacamos que las amistades son cruciales para Slim.
Cuando se enteró de que el hijo de un amigo había sido secuestrado y que los secuestradores exigían 300.000 pesos al amanecer, Slim sacó dinero de su caja fuerte, se puso en contacto con otras personas y, durante la noche, ayudó a reunir los fondos para salvar la vida del niño. Bien hecho, eso seguramente ayuda a desalentar los secuestros.
Slim afirma que «el éxito es equilibrio, armonía, familia y amigos«. Fomenta lazos fuertes entre los miembros de su familia.
Cuando Telmex salió a subasta, sus cercanos amigos, representantes del gobierno se acercaron a Slim para que hiciera una oferta por la compañía. Slim entendió la inmensidad de la inversión y respondió que no estaba seguro de querer ese tipo de compromisos, pero prometió discutirlo con su familia el domingo y tomar una decisión el lunes, con el apoyo de su familia y comunidad, sabemos que pasó con su fortuna.
Lado personal
Además de múltiples obras de caridad a lo largo de su vida, a veces hace declaraciones por demás curiosas, sugiere que la gente trabaje sólo tres o cuatro días a la semana durante 11 horas cada día, permitiendo que otras personas ocupen esos puestos los días restantes.
Suele defender en conferencias internacionales que el aumento de la esperanza de vida implica que la edad de jubilación también debe aumentar. Cree que la privatización de las empresas estatales ayuda a reducir el desempleo.
Slim recurre a sus creencias económicas para explicar que la gente necesita ganar dinero, pero también necesita tiempo para gastarlo, me recuerda la filosofía de Henry Ford, gracias a la cual muchos descansamos fines de semana.
Slim mantiene una biblioteca que refleja sus intereses y su personalidad. Las historias de Gengis Khan están entre sus favoritas, aunque niega las comparaciones y no nos consta si ha atravesado con una espada a alguien como Gengis.
Le intriga cómo el emperador mongol luchó contra sociedades con mayores avances tecnológicos y utilizó la estrategia militar y brutalidad para imponerse.
La historia es un tema recurrente en las estanterías de su biblioteca, junto con biografías, libros de negocios y análisis estadísticos de deportes y finanzas. No se detalla si tiene colección de “Libro Vaquero”, lo siento.
Ante varios estantes de libros que cubren una de las paredes de su oficina de 900 pies cuadrados. Slim interrumpe las entrevistas que compila este libro para hablar de sus favoritos, como la autobiografía de John Paul Getty, que curioso, creo que saltó la parte en la que John Paul Getty III, uno de los herederos del millonario fue secuestrado por la mafia ‘Ndrangheta y John Paul Getty se negó a pagar el rescate a pesar de que los secuestradores mandaron una oreja del desafortunado joven, amarrando el capitulo en el que Slim narra que pagó el rescate de alguien.
También habla de la biografía de Bernard Baruch – «el lobo solitario de Wall Street»- y The Crash of 79 entre otros. A menudo lee a sus visitantes un poema de Khalil Gibran, suertudos ellos. A través de su aprecio por la literatura, Slim se hizo amigo de Gabriel García Márquez y de Carlos Fuentes.
Es propietario de una cadena de grandes almacenes, Sanborns, que los profesionales de la industria editorial reconocen como algo importante para las ventas y el éxito de los libros editados en México.
Más allá del apetito de Slim por el conocimiento y su interés económico en los libros, ahora está escribiendo una autobiografía con la ayuda de su sobrino, Roberto Slim Seade.
La mayoría de los multimillonarios tienen chóferes, pero Slim prefiere conducir él mismo, incluso en el congestionado tráfico de Ciudad de México, tal vez un día al pedir un Uber, él sea quien pase por ti, uno nunca sabe.
Se jacta de su sentido del humor. Hablando de conducir, en el libro Slim narra que mientras conducía alguna vez y chocó con un taxi. Un amigo que iba con Slim fue a hablar con el otro conductor. El amigo de Slim resolvió la situación diciendo: «Mi chófer era un idiota». Tras pensarlo bien, ya no quiero un Uber si Slim va al volante.
Además de otras anécdotas que no resultan interesantes, esas son las lecciones que podemos sacar de este libro sobre el magnate, no creo que seguirlas nos lleve a ningún lugar, porque claramente no todos tenemos las conexiones políticas y recursos familiares para ser billonarios.
Así que, la historia y el valor de las lecciones de Carlos Slim para una persona común y corriente, si lo pudiese calificar como lo hago con nuestros análisis de acciones, como el de su TELMEX, que puedes leer aquí, sería un 1 = Carbón.
